Erase una vez una niña muy bonita que vivía con su tía. Esta le había hecho una capa azul la niña la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Azul.
Un día, su padre le pidió que llevase unos pasteles a casa de su abuelita que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese en el camino, ya que siempre estaba acechando por allí un tigre.
Caperucita azul recogió la cesta con los dulces y se puso en camino. A mitad del camino se encontró con el enorme tigre delante de ella.
- ¿ a dónde vas niña? - le preguntó el tigre.
- A casa de mi abuelita - dijo Caperucita.
- ¿ Puedo acompañarte? - preguntó el tigre.
- Claro que sí, ven por aquí - le dijo Caperucita, sin hacer caso a las advertencias de su padre.
Caperucita y el tigre hicieron un alto en el camino para coger flores. habían tenido tiempo de hablar mucho y se habían hecho amigos.
Cuando llegaron a la casa de la abuelita, y esta se enfado con Caperucita al verla con el tigre y solo dejó entrar a Caperucita.
- ¿ Por qué has venido con el tigre, no sabes que es peligroso? - dijo la abuelita.
- No es tan malo como parece, he hablado mucho con él por el camino y es muy buen amigo - dijo Caperucita.
- Entonces,¿no es malo ? - preguntó la abuela.
- No, no es malo, eso es lo que parece. Esta tan solo que me daba pena y me he hecho amiga de él y me he dado cuenta de que es bueno.
- Invitarlo a tu casa y nos tomamos los dulces y así podrás comprobar que es bueno - dijo Caperucita a su abuela.
La abuela lo invitó y se dió cuenta de que no era malo.
La noticia corrió por el pueblo y la empezó a visitarlo y a hacerse amiga de él.
Era muy bueno y hasta entonces nadie le había dado la oportunidad de demostrarlo.
Autora: Irene García López
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